¿Se puede cultivar alimento en un jardín pequeño en plena ciudad? 02/09/2022 – Publicado en: AGRICULTURA ORGÁNICA

Escrito por Ana Garita, agricultora de huerta de autoconsumo

Vivo en plena ciudad de San José, tengo un jardín pequeño y mi formación no tiene nada que ver con agricultura. Pero he descubierto que en espacios pequeños es posible cultivar más alimento del que yo pensaba. He ido transformando un típico jardín ornamental en un jardín cada vez más comestible, bello y diverso.

Ante la creciente sensación de incertidumbre de la época actual, he tenido la intuición de que es importante cultivar alimento en casa. Si de pronto no hubiera tantos alimentos accesibles, me daría una gran tranquilidad tener algunos alimentos en mi jardín.  Esto unido con las ganas de tener a mano hortalizas saludables y sin agroquímicos, me llevó a iniciar una huerta en mi jardín.

Empecé con una huerta pequeña y traté de replicar lo que se compra en un supermercado. Luego, he ido aprendiendo a incorporar variedades de plantas -algunas menos comunes- que se dan bien en nuestro clima y que requieren menos esfuerzo para producir.

Espacio de huerta original (1m x 1.5m), construido por nosotros mismos. Tiene un cedazo a “anti-gato” en los bordes y un sistema de riego semi- inventado pero muy funcional.
Luego he ido “colonizando” el resto del jardín. A la izquierda, planta de ñampí y a la derecha planta de kale. Ambas son bellas y a la vez producen alimento.

Cada vez es más frecuente armar una comida con ingredientes del jardín: una ensalada con distintas hojas verdes o un guiso de chayote y kale.  Y esto con solo dedicar media hora diaria y un par de horas los fines de semana.

Ahora que los precios suben rápidamente, hay otro incentivo más: es muy claro el dinero que uno se ahorra al cultivar en vez de comprar todo en los supermercados. Por temporadas no necesito comprar: limones, chayotes, lechugas y múltiples hojas verdes, hierbas para cocinar, tomates, chiles, yuca… ¿cuánto se puede ahorrar por semana, por mes, por año?

Insectos y flores son vitales en la vida y equilibrio del jardín
Mis fieles acompañantes en las rondas del jardín y yo.

El proceso ha sido aprender, probar, perseverar y es MUY gratificante. Quisiera enumerar 6 puntos principales::

-1 Ver crecer las plantas, cuidarlas, apreciar la belleza de las flores y tocar la tierra con las manos me saca el estrés cotidiano y me genera calma y esperanza.

-2 Me cambió la relación con los seres vivos y con lo simple: me emociona la visita de un colibrí, descubrir insectos, una nueva flor o ver que germinó una semilla. Hay un equilibrio entre todos ellos. La naturaleza tiene una forma mágica y generosa de generar vida.

-3 Tener cosechas de alimentos sanos y nutritivos me han motivado a cocinar más, a explorar nuevas recetas, nuevas formas de preservar alimentos y a disfrutar compartiendo (comparto cosecha con vecinos a los que antes apenas saludaba y se va forjando una relación).

-4 Me cambió la visión de cómo consumir. He ido pasando de tener la lógica de un consumidor (todo se compra y se desecha, necesito “muchas cosas” para estar bien) a la de un productor, aunque sea a mi pequeñísima escala, pero alcanzar un suministro estable no se logra en un día. Me he simplificado y “necesito” menos de lo que yo pensaba para estar bien.

-5 Me cambió la relación con los ciclos de la vida y con el uso de recursos, porque ahora las cáscaras van al compostaje y luego abonan las plantas, o el agua de lluvia se reaprovecha en riego. Nada es basura, a todo le busco un segundo uso. Se despierta la creatividad y voy descubriendo nuevas formas de aprovechar lo disponible.

-6 Cosechar lo que sembré, hacerme un té con juanilama del jardín o salir a cortar una rama de culantro para un guiso da una sensación de empoderamiento y de alegría SIN IGUAL.

Cosechas del jardín, según la época: chayotes, ayote (al fondo plantas de espinacas y perejil)
Tomates cherry recién cosechados

ES POSIBLE cultivar y producir nuestro propio alimento. El estilo de vida actual nos dice que “no es importante” o que “no es posible”, pero SÍ lo es. Es nuestra alegría y nuestra tranquilidad tener AUTONOMÍA alimentaria, aunque sea parcial. El impulso de generar nuestro alimento está en nuestros genes, lo heredamos de nuestros ancestros. Hasta hace pocas décadas, nuestros antepasados citadinos cultivaban algunos alimentos en sus patios (en el campo lo siguen haciendo). Solo hay que DESPERTAR ese impulso y empezar a probar.

Alguien me dijo que, si uno logra cultivar de manera consistente el 5% de lo que come, luego es factible aumentar ese porcentaje cada vez más. Pero pasar de 0% a ese 5% es lo que toma un montón de aprendizaje y de tiempo para comprender cómo funciona. Así es que lo importante es empezar, AHORA y seguir dando un paso más y luego otro.

Un pak choy cultivado en maceta que creció mucho (¡y sin sol directo!)
Pruebo distintas opciones. Acá, lechugas,  hojas verdes y chiles germinados en cajas plásticas de las que regalan en los supermercados